Bajo el lema "El pulso que nos une, la inteligencia que nos mueve" este Congreso representa el latido compartido de miles de personas que, desde la generosidad y el compromiso, hacen del mundo un lugar más humano.
Este lema nace de la fusión de dos ideas que reflejan lo que somos y lo que queremos ser. El pulso que nos une habla de esa energía invisible pero poderosa que conecta a quienes deciden dar su tiempo, su escucha, su mano. Es el corazón y la inteligencia del voluntariado, que late desde un centro común —el bienestar de la comunidad— y se extiende por todos los rincones del territorio, como una red viva que cuida, acompaña, mueve, une y transforma.
La inteligencia que nos mueve nos recuerda que el voluntariado no es solo acción, sino también reflexión, creatividad y visión. En tiempos donde la inteligencia artificial avanza, el voluntariado también se nutre de la tecnología pero humanizándola: también se reivindica la inteligencia emocional, la empatía, la capacidad de mirar a la otra persona y estar presente. Porque hay gestos que ninguna máquina puede replicar: una mirada que acoge, una palabra que reconforta, una presencia que cambia vidas.
Este lema es integrador y profundo. Nos invita a reconocernos como parte de un movimiento que piensa, siente y actúa. Un movimiento que no se detiene, porque su motor es el corazón y la inteligencia de las personas.