El Departamento de Derechos Sociales ha creado 15 plazas concertadas en viviendas con apoyo para personas con discapacidad física e intelectual. Se trata de un total de 5 viviendas; 3 de ellas suman 8 plazas para personas con algún grado de discapacidad intelectual y 2 viviendas acogerán a 7 personas con discapacidad física u orgánica. Los domicilios están situados en Pamplona /Iruña y su comarca y supondrán una inversión de 760.157,28 € para los próximos 3 años.
Las viviendas serán gestionadas, bajo la fórmula de concierto, por entidades especializadas y de amplio recorrido en nuestra comunidad, como la Microcooperativa de iniciativa social A Tu Lado, Anfas y Síndrome de Down, el caso de discapacidad intelectual: junto con Cocemfe y la UTE constituida por Acodifna, Adacen y Aspace para las plazas de discapacidad física.
El concierto inicial durará un año, pudiéndose prorrogar por otros períodos de un año, hasta un máximo de tres.
Sumadas estas plazas, Navarra cuenta, en estos momentos, con 826 destinadas a personas con discapacidad física o intelectual. De ellas 191, es decir, un 23% están en alguna de las 23 viviendas comunitarias existentes, con distintos tipos e intensidad de apoyos. El resto, 635, se ofrecen en 13 centros residenciales.
“Que las personas vivan como quieren vivir”
Según ha declarado la consejera Maeztu “se trata de un paso más en la aplicación de un modelo de atención por el que estamos apostando fuerte desde el Departamento de Derechos Sociales, y donde las personas determinan cómo quieren vivir y ser cuidadas. En este caso personas con discapacidad intelectual o física deciden desarrollara su proyecto de vida en una vivienda comunitaria, con los apoyos necesarios, y se preparan para independizarse en un futuro, si así lo desea”.
La responsable de Derechos Sociales también ha anunciado la intención del Ejecutivo de “consolidar esta tendencia en los próximos años y proseguir con el proceso de desinstitucionalización de la atención a personas, cuando las condiciones lo permitan y ellas así lo decidan”.
Fomento de la autonomía personal para el paso a la vida independiente
El servicio de vivienda con apoyo se define, según la Cartera de Servicios Sociales de Navarra, como aquel que se presta en una vivienda en la comunidad y con una atención integral orientada a mantener o mejorar la autonomía personal de quienes residen en ella, evitando la sobreprotección y facilitando su inclusión y participación social.
Se trata, por tanto, de un recurso de carácter no finalista, que persigue preparar a las personas usuarias para el paso a la vida independiente, siempre que sea posible.
Con ese fin se promueve también el desarrollo de destrezas para las actividades de la vida cotidiana, así como para la toma de decisiones, y se fomentan competencias personales, como la autoestima, comunicación, empatía y asertividad.
Podrán optar a ellas personas de ambos sexos, mayores de 18, que tengan reconocido un grado de discapacidad igual o superior al 33%, con necesidades de apoyo de baja intensidad para el desarrollo de su proyecto de vida, que lleven una vida activa, estén interesadas en desarrollar un proyecto Individual de vida independiente y que cuenten con las capacidades y recursos para ello. También, que cuenten con apoyo familiar, social o de la comunidad ante las circunstancias que requieran esos apoyos.
Los/las hijos/as menores de edad de las personas beneficiarias podrán convivir de forma temporal en la vivienda, sin que ello conlleve ocupación de una plaza propia, o provisión de un mayor grado de apoyo en el recurso.
Las personas contarán con habitaciones individuales, donde podrán tener objetos personales y se facilitará el acceso de los familiares o personas que así lo soliciten, también en horario nocturno cuando las circunstancias lo requieran.
Una persona de apoyo y referencia asignada de forma consensuada
En la vivienda, cada persona tendrá asignada, como mínimo, una persona de apoyo. Esta figura de referencia facilitará la coordinación diaria de todas las actuaciones y actividades en las que participe la persona usuaria, adecuándolas a los objetivos previstos en su plan de atención individual centrado en la persona.
Apoyará el desarrollo del proyecto de vida de la persona y servirá de enlace y referencia de la familia, en su caso.
La asignación se realiza siempre de manera consensuada, respetando también el derecho de las personas, que así lo decidan a que no se les asigne tal profesional. La atención profesional se realizará desde el trato adecuado, la empatía y el respeto a la intimidad de la persona, de manera que la persona se sienta bien y perciba que controla su espacio y su vida cotidiana.